El diamante, una piedra preciosa codiciada desde el siglo IV, rápidamente se convirtió en una de las piedras preciosas más populares jamás extraídas y utilizadas en joyería. Cuando se descubrió el diamante por primera vez, muchos creyeron que esta piedra preciosa fue creada por un rayo debido a su apariencia casi transparente que permitía que la luz brillara a través de él. Mucha gente también creía que esta preciosa joya eran lágrimas de Dios.

Los diamantes no sólo son impresionantes y sofisticados, sino que algunas leyendas sugieren que las piedras preciosas tienen numerosas propiedades curativas. Se descubrieron por primera vez grandes depósitos de diamantes en la India y América del Sur, donde los lugareños veían los diamantes como símbolos espirituales asociados con la buena suerte y la fortuna. Se decía que algunas comunidades se habían formado alrededor de las minas de diamantes, creyendo que las joyas adquirían poderes místicos y los mantenían a salvo de las fuerzas del mal.

Si bien los diamantes habían sido muy buscados durante miles de años, el uso de diamantes en anillos de compromiso sólo se hizo popular a principios del siglo XX. En ese momento, se pensaba que los diamantes, como materiales irrompibles, llevaban el simbolismo de relaciones eternas y creaban vínculos fuertes.